Lógicamente el último día de trabajo antes de tomarse un mes
de vacaciones es un poco estresante. Todo el mundo anda nervioso en la oficina,
de un lado para otro, cerrando temas que parece que no pueden esperar 31 días
hasta la vuelta. Como si el mundo se acabara. Y es cierto, 31 días es mucho.
Hoy en día no es habitual que la gente se coja un mes entero con sus 31 días de
vacaciones y para los que lo podemos hacer es una suerte, un privilegio.
Pero qué diferencia con el primer día de vacaciones. Si
tienes la suerte de que el último día de trabajo sea también el del viaje de
ida al paraíso, ese primer día de
vacaciones es FANTÁSTICO. Todos estamos llenos de ilusión, de grandes
proyectos, de ganas de pasarlo muy bien, de disfrutar de la familia y, por
supuesto, de descansar, cambiar el chip y dedicar el tiempo a todo lo que
habitualmente no se lo podemos dedicar.
Muchas veces a eso le unimos también el ver a parte de la
familia que no vemos a diario. Así es en mi casa, aprovechamos las vacaciones
para ver a mi abuela de 97 que es quien une a toda la familia a su alrededor.
Vive en la playa y siempre que tenemos oportunidad de vacaciones vamos a verla.
Ahora que además tiene un bisnieto, le gusta mucho más que vayamos. Está
encantada con él. Sueña con que lleguen nuestras vacaciones y, como dice ella, “la
alegría de la casa” vaya a verla.
Para los que se van de vacaciones, pasadlo bien, descansad y
reponer energías. Para los que ya están pensando en la vuelta, a pensar en las
próximas, el tiempo pasa pronto.
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